Galería // Luis F. Sanz, el ilustrador que busca la felicidad en su trabajo
Luis F. Sanz, el ilustrador que busca la felicidad en su trabajo
En la evolución de este artista se aprecia que la voluntad es su prinicipal energía anímica
Para obtener éxito en el mundo, hay que parecer loco y ser sabio.(Montesquieu).
Luis F. Sanz es una persona que busca la felicidad a través de su trabajo, y para él, la felicidad se obtiene a partir de saborear los placeres e investigar contra lo convencional. Frente a la lógica mercantilista su naturaleza parte de la libertad más afín a la anarquía punk que al irracionalismo o el vitalismo hippies. Un sujeto satisfecho, aplicado, obsesionado, desenvolviéndose en las diferentes contingencias del ser humano.
Cuando Luis F. Sanz consigue ponerse manos a la obra, tras haber estado horas y horas dando vueltas (habitualmente en un espacio reducido), sucede algo similar a lo que decía Jean-Jacques Rousseau, “las cartas de amor se escriben empezando sin saber lo que se va a decir, y se terminan sin saber lo que se ha dicho.”
Luis evidencia la grafía de la ilustración radicalizando las ocurrencias hacia un mayor sentido metódicamente dramático, desde la reinterpretación de la cita hasta su simulación. Cuando consigue una idea certera, generada a través del inevitable texto omnisciente, su representación se inscribe en la esperanza de que sea los más subjetivamente fiel a su imagen mental. En una especie de terapia, en torno a la imagen generada, vive una historia apasionante (entre desórdenes y bricolages) donde lo íntimamente político va ligado a sus ficciones personales.
Para este ilustrador de Villafranca del Bierzo, que colabora habitualmente en El País, el ruido es bello
El modelo de trabajo de Luis F. Sanz podría ser el bootstrapping, un proceso mediante el cual a partir de sencillos elementos gráficos desarrolla entornos cada vez más oscuros, un proceso de arranque. El entorno más simple es un trazo de lápiz y una idea base. Utilizando estos útiles lo va haciendo más y más complejo hasta llevar su acción simple a una grafía cargada de sutiles matices, y así sucesivamente para obtener una realidad gráfica total en constante progreso, una expresión de alto nivel.
Estas incoherencias (e incontinencias) plásticas son conjugadas, a través de dispositivos autorreferenciales. Con un trazo descuidado y violento organiza una estructura de incógnitas cuyas figuras, a su vez, indagan y divagan a través de expresiones representadas a contrapelo sobre fondos espontáneos. Sus continuas revisiones, ocasionalmente presentes en sus imágenes, generan microhistorias salpicadas de alter egos. Él siempre sabe lo que pasa, y lo que falla en un trabajo suyo, a pesar de eso, lo respeta como una marca de identidad. El ruido es bello.
En la evolución del trabajo de F. Sanz se puede observar cómo la voluntad (a veces la cabezonería) es una de sus principales energías anímicas, con el mismo espíritu nihilista y demoledor que forjan alguna de sus ilustraciones. (Ante esto, el homenajeado responderá tan o más cruelmente como para lanzar objetos contundentes y pedazos de carne, incluyendo vísceras.)
La web y el blog de Luis F. Sanz