Alejandro Pérez es un artista inquieto, joven, con ideas frescas, que actualmente estudia Bellas Artes en Salamanca y define día a día, trabajo a trabajo, sus diferentes líneas de actuación en el mundo artístico. Comenzó, como muchos de su generación, en el graffiti, en la calle. Él es uno de sus defensores más acérrimos contra aquellos que atacan esta modalidad artística por considerarla poco más que un acto de vandalismo. “El problema es que en el graffiti pasan cosas que molestan a otros, pero yo creo que hay maneras muy elegantes de poner tu nombre sin joder a nadie”.

En el momento en que Enclave Revista se ha interesado por este prometedor artista, el propio Alejandro Pérez –zamorano de nacimiento- atraviesa uno de esos momentos que el mismo protagonista define como “raros”. “No es un momento malo, sino distinto. Estoy experimentando mucho con graffiti, telas, grandes formatos, pintura mural e incluso pintura en inmuebles”, asegura.

"En la calle hay maneras elegantes de poner tu nombre sin joder a nadie"

Alejandro Pérez tiene trazo fácil en cada una de sus obras. Y le interesan muchas temáticas a tenor de lo que se observa en sus pinturas, muchas de las cuales tienen un tinte irónico. Tan pronto es capaz de decorar unas simples zapatillas como atreverse con un mural que decora una bodega de la localidad zamorana de El Pego.

Además, hace un tiempo su dominio con los sprays le permitió formar parte dentro del proyecto que el arquitecto zamorano Francisco Somoza ideó con la interpretación del lienzo de Las Meninas por parte de once graffiteros. Su obra, junto a la del resto de sus compañeros, cuelga hoy de las paredes del Hotel Palacio del Duero en Zamora.